Page 22 - REVISTA OCTUBRE 2018
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eróticas o pornográficas) ya existían desde hacía   No fue fácil, por otro lado, asentar la fama de Per-
                       muchos años, incluso en formato de libro. Pero los   sépolis. Recuerdo que, en un curso sobre histo-
                      tomos de David B. ayudaron, junto al Maus de Spie-  rieta que impartí a maestros de instituto, una profesora
                  gelman, a potenciar el concepto de novela gráfica.   aducía que le costaba ponerse a leer  Persépolis porque
                                                               el dibujo no le acaba de gustar. Quizá identificaba el buen
                                                               dibujo con un grafismo más realista, quizá le costaba en-
                                                               tender que una “novela”, aunque fuera gráfica, estuviera
                                                               dibujada con un estilo sintético, que prima el trazo evoca-
                                                               dor antes que el naturalismo. La animé a leer Persépolis,
                                                               que hiciera el esfuerzo, y le gustó. Entendió, la profesora,
                                                               que un buen dibujo no es necesariamente realista, y que en
                                                               historieta lo que prima es la narración, el cómo contamos
                                                               las cosas, qué contamos y que las contemos con el grafis-
                                                               mo que exige el relato.
                                                               Hay quienes aseguran que novela gráfica no es historieta.
                                                               Que es otra forma de entender la narración en viñetas. Da
                                                               igual. Sea un formato o una forma de narrar, lo que importa
                                                               es que se publiquen obras interesantes para lectores adultos,
                                                               y que estos salgan del gueto de la ignorancia con respecto a
                                                               este medio de comunicación. Y el Persépolis de Marjane Sa-
                                                               trapi hizo mucho (y sigue haciendo) por la historieta (o por
                                                               la novela gráfica). Llama la atención de un público potencial
                                                               que también es lector de literatura o de ensayo o de poesía.
                  Marjane Satrapi, influida por David B., inició en el año 2000   Abre nuevas puertas al conocimiento.
                  la publicación en cuatro tomos de Persépolis, publicada tam-
                  bién por L’Association. Y lo hizo motivada por explicar su                  Antoni Guiral
                  propia historia, una aventura personal y real llena de com-            Divulgador de tebeos
                  plejidades que era, es, la historia de muchas otras personas.
                  Y lo hizo con su propio grafismo, sencillo, icónico, expresio-
                  nista, reforzando en cada trazo aquellas experiencias vívidas
                  y reales. Y consiguió que muchos miles de lectores adultos
                  se acercaran a la historieta. Daba igual que Persépolis entrara
                  en la definición de “novela gráfica”; lo importante era que se
                  trataba de una obra de calidad, narrada con pulso firme y
                  mucha determinación, con valentía y osadía, planteada como
                  una experiencia vital en la que se mezclaban los sentimientos
                  con la política y con la cruda realidad. Esa fuerza llegó como
                  un vendaval e impresionó a esos y esas lectores/ras que
                  hasta entonces, como decía, veían en las viñetas pequeños
                  relatos para mentes tiernas.
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